Equipar una vía es un acto lleno del placer de crear, de trazar una linea sobre los sueños y traducirla en movimientos. Bien es verdad que es duro, en algunos casos muy duro, pero el resultado siempre merece la pena, al menos yo me siento orgulloso de todas las vías que he equipado. Ahí, sobre ese desplomazo, quedan los deberes para la primavera.
Hay que apretar, no queda otra...